Análisis de Laura Vargas, Estudiante de 5° de primaria, de la IET Salamanca (Samacá, Boyacá)
Entre los principales desafíos que se pueden notar tanto a nivel local (de acuerdo a las entrevistas realizadas en la comunidad educativa), como a nivel nacional (según las cifras publicadas por El Espectador) se reconoce la falta de acceso a herramientas tecnológicas, acceso a servicios de internet, e incluso el acceso a guías o cartillas físicas, pues muchos de los y las estudiantes rurales viven en veredas remotas.
Otra de las cifras preocupantes tiene que ver con el aumento de estudiantes del sector público que tuvieron que abandonar la escuela para apoyar económicamente a sus familias durante la pandemia, la cuál aumentó a un 16.1%.
El equipo dinamizador de la IET Salamanca ha identificado un “iceberg” a partir del deficiente desarrollo escolar de los estudiantes de 402 a 501 durante el 2021, que ha prendido las alarmas en su comunidad respecto a otras profundas problemáticas sociales, económicas y tecnológicas que se están visibilizando a raíz de la pandemia en los hogares del municipio.
Una oportunidad única para reconocer, no sólo los actos de resiliencia de la institución y las familias de l@s estudiantes, sino también para desarrollar estrategias colectivas que permitan la nivelación académica de los mismos y medidas definitivas para contrarrestar estas brechas.
Mapa conceptual del conflicto de Convivencia Escolar investigado por la iET Salamanca