Villanueva es el claro ejemplo de cómo el conflicto armado puede incidir en los imaginarios colectivos y el proyecto de vida de sus habitantes. 

Aunque para muchos externos esto sea difícil de entender, muchos egresados del Liceo tienen buenos recuerdos de él. Sin embargo, desde un espacio de la reconstrucción de la memoria personal y colectiva como aporte al esclarecimiento de la verdad y la no repetición, un equipo de la Institución Educativa Villanueva logró reconocer una historia mucho más matizada, dolorosa, pero importante para realmente poder comprender a la comunidad educativa de Villanueva, en la que los padres de familia de hoy son los orgullosos egresados del Liceo. 

Por ejemplo, muchos testimonios aluden a que en la época de Fidel, y luego de Carlos y Vicente Castaño, los paramilitares intentaron mantener al colegio al margen de su actividad militar, pues en los primeros años del Liceo, la política era que no se reclutaran estudiantes. Sin embargo, al consolidarse el poder de alias ‘Don Berna’, la presencia del actor armado dentro del Liceo era más visible: se rendía homenaje a los líderes paramilitares en los actos cívicos, los jóvenes de la banda marcial eran llevados a la finca “Las Tangas” -centro de operación de los paramilitares-  y varios estudiantes terminaron en las filas del grupo.

De aquellos estudiantes que terminaron en las filas paramilitares, algunos murieron en combate, y otros lograron pasar al proceso de desmovilización y reinserción a la vida civil. Estos últimos componen un alto porcentaje de los padres de familia de quienes hoy estudian en la Institución Educativa Villanueva.

En cuanto a los proyectos de vida, para quienes estudiaron o trabajaron en el Liceo es muy importante que se reconozca que la mayoría de los egresados no terminaron vinculados al grupo paramilitar, y que muchos lograron acceder a educación superior y vacantes laborales que mejoraron su calidad de vida. 

La captura paramilitar del corregimiento de Villanueva durante alrededor de tres décadas también tuvo impactos diferenciales para las mujeres. Algunas no se involucraron de ninguna manera con el conflicto, pero otras mantuvieron relaciones sentimentales con integrantes de grupos armados,  pues una relación con ellos significaba de cierta manera protección y estabilidad económica. No obstante, algunas de estas relaciones fueron forzadas por los hombres armados. 

En general, la Institución Educativa Villanueva poco a poco, ha logrado resignificar su memoria y reconocer que en la comunidad, los imaginarios, proyectos de vida, y salud mental han estado profundamente afectados por la  lógica de “el que peca y reza, empata” que instauraron los paramilitares en Valencia. Por eso son tan urgentes las voces de Villanueva que están comprometidas con el esclarecimiento y la no repetición.

En San José de Uré, los docentes recuerdan un poco estas historias:

En la década de los 80, los docentes de la Institución Etnoeducativa San José de Uré tuvieron que presenciar cómo algunos de sus estudiantes desertaban por unirse a las filas de los grupos armados. Con tristeza, luego se enteraban de que muchos de ellos morían en combate.

Entrados los años 90, la etnoeducadora María Londoño cuenta cómo la economía de la coca también le arrebataba niños a la educación: “un niño que sus padres sembraban cultivos ilícitos, nos retaba a nosotros. Me decían que en 15 días me traían más de lo que yo me ganaba en un mes, y eso fue comprobado”.

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En este especial podrás encontrar relatos que narran cómo el conflicto armado afectó significativamente al Caribe Colombiano, y con ello, se vieron afectadas las escuelas, que han enfrentado el reto de construir proyectos de vida y de comunidad en medio de la violencia.

Realizado en conjunto con
Investigación: Diana Velasco, Inty Buelvas, José Márquez
Redacción y producción sonora: Diana Velasco.
Visualizaciones e infografías: Santiago Luque Pérez.
Edición material audiovisual: Farouk Naar
Fotografía: Miguel Martín, Rosángela Roncallo